miércoles, 2 de enero de 2019

Solo Andalucía es España, y lo demás, tierra a conquistar: fantasía futurista



Solo Andalucía es España, y lo demás, tierra a conquistar: fantasía futurista


                                                                                                                        John Antius Whitehill



Don Rodrigo Díaz de Vivax entra a caballo en el palacio de San Telmo. Todo está preparado para su toma de posesión como Caudillo de la Nueva Andalucía Independiente, o, como a los suyos gusta llamar, la España Auténtica Nacional, reducto espiritual de occidente.

Una multitud enfervorizada flanquea su imperial llegada y espera impaciente su discurso en los jardines de Cristina. Drones con luces multicolores sobrevuelan la esplanada, una pantalla gigante 8K proyecta imágenes del público y cortos de propaganda, un están de metacrilato alberga a los representantes de las naciones extranjeras (el Nuevo Imperio Francés, el cuarto Reich Alemán, la república de Inglaterra. Incluso Donald Trump III, emperador de América, envió su doble cibernético-ectoplasmático para asistir a la ceremonia). Periodistas de todo el mundo cubren el evento, último gran episodio del nuevo orden europeo. Neus Jordá, reportera de TVE con micrófono en mano, informa a duras penas del encumbramiento del antiguo Presidente de la Junta, ahora líder indiscutido de la nueva nación andalusí. Mientras se dirige a la cámara, es increpada por un grupo de asistentes: “vete a tu país, separatista”, le gritan.

El sol se pone sobre la Isla de la Cartuja. Reflejos dorados iluminan la Torre del Oro, adornada con una proyección holográfica de la nueva bandera rojigualda-blanquiverde, símbolo de la nueva nación. Un redoble sintético de tambores anuncia la salida del Caudillo Díaz de Vivax al balcón. El silencio se hace en Sevilla, la más joven capital de Europa.

-       ¡Andaluces, ya estoy aquí! – grita el viejo político abulense levantado su brazo hacia el cielo con gesto heroico – hoy vivimos un momento histórico. Andalucía, nuestra gran patria chica, único territorio español libre de comunistas, moros, gais, etarras y feminazis, ha elegido libremente su futuro.

Un ensordecedor rugido recorre las masas, que llenan por decenas de millares las calles, desde la Plaza de Cuba a la Plaza Nueva, pasando por la calle de San Fernando y la Puerta de Jerez. Patinetes eléctricos voladores revolotean alrededor de la fuente de Híspalis. Miles de asistentes proyectan banderas digitales hacia el cielo con sus aplicaciones móviles. Las nubes que flotan sobre el valle del Guadalquivir se iluminan con rayos fosforescentes, rojos, y verdes, blancos y gualdas.

-       ¡Compatriotas! – clama de nuevo el Caudillo, con ambas manos levantadas, pidiendo silencio – Cuando en el infausto año 2019, el pérfido Pedro Sánchez Castejón decidió desmembrar España y vendérsela a rojos y separatistas, nosotros, el Partido Ciudadano Popular Voxiliano Reconstituido, nos juramentamos para defender el futuro de la nación más antigua de Europa.

El silencio llena ahora las calles. Todos los hombres miran con adoración al líder y las mujeres miran con adoración a sus hombres. Sólo una de ellas no mira a nadie. Escudriña el cielo bajo su peluca rubia. Envuelta en una gabardina color canela consulta una y otra vez su smartwatch.

-       En aquellos momentos amargos comprendimos que era necesaria una segunda Reconquista – continúa Díaz de Vivax – Al igual que en el siglo VIII el gran don Pelayo inició la gloriosa cruzada que libró a la península ibérica de moros y judíos, nosotros nos encomendamos para cargar sobre nuestros hombros la noble tarea de librar a España del veneno nacionalista y anticonstitucional. Pero esta vez será desde el Sur dónde comenzará la Gran Cruzada Nacional. ¡Viva Andalucía Eterna y Salvadora!

El Caudillo Díaz eleva sus manos al cielo y la muchedumbre llena la ciudad de júbilo y de vítores. Rayos multicolores se proyectan hacia el cielo. Los drones suben y bajan a coro. Los patinetes eléctricos aceleran su rotación astral.

Entonces se pide silencio para escuchar el himno nacional. Los gritos y vítores enmudecen poco a poco, reverberando de esquina a esquina, hasta acabar en un eco épico y callado. Justo cuando empiezan a sonar los primeros compases de la Marcha Real, un zumbido robótico comienza a escucharse en la lejanía. La mujer de la peluca rubia y la gabardina de color canela, con la mirada vigilante y mirando de reojo a su alrededor, comienza a susurrar a su teléfono móvil.

El zumbido robótico se vuelve cada vez más audible. Unas grandes aeronaves con luces multicolores y focos plateados se aproximan sobrevolando las cumbres del Aljarafe. La ejecución del himno se interrumpe. La muchedumbre se agita inquieta. Gritos ahogados se oyen dispersos entre las calles.

Todo el mundo pensó lo mismo. La república ibera-vasco-catalana no iba a aceptar de forma pacífica el derecho de autodeterminación de Andalucía, y el gobierno títere de Madrid había dado su visto bueno a la intervención. La ruptura del orden anticonstitucional exigía una respuesta contundente de las legítimas autoridades estatales. Don Rodrigo Díaz de Vivax abandona presuroso el balcón, seguido de su séquito.

Las aeronaves de la república atraviesan el río Guadalquivir y se detienen levitando sobre la plaza. Los focos plateados recorren la explanada de extremo a extremo. Todo el mundo corre despavorido, buscando cobijo en lugares improvisados. Una sirena ensordecedora inunda la noche de Sevilla.

Tan solo dos mujeres quedan en medio de la plaza. La mujer de la peluca rubia y la gabardina color canela eleva su brazo hacia el cielo en actitud apaciguadora. Neus, bordando su papel de reportera, se acerca a ella y le cede el micrófono. Ella se quita la peluca, deja caer la gabardina y grita:

-       ¡Corten!

La gente empieza entonces a salir de sus improvisados escondites. Las aeronaves de pega descienden sobre ellos. Todavía vistiendo su uniforme militar de Rodrigo Díaz de Vivax, el joven actor se acerca a ella con la mano por delante y un “gracias” formándose en sus labios. La que hacía el papel de la afamada reportera de TVE, Neus Jordá,  retrata al actor y a la directora con luminosas sonrisas para su perfil de Instagram. Ya hasta tiene pensada la entradilla:

Todo un éxito el inicio del rodaje de “El Cuento de la Muchacha”, la nueva distopía de NETFLIX ambientada en Andalucía.



                                                                                    Cercedilla, 30 de Diciembre de 2011

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