martes, 23 de agosto de 2022

Ajuste de cuentas: capítulo final

(andanzas y matanzas de un grupo de sicarios por el Pirineo catalán y la Costa Brava)

Juan A. Anta, Agosto de 2022 



Capítulo 4: Todos los hombres, cuando llega el momento, ponen cara de póker

Monsieur L'Orange y The Black Lady aguardan agitados en el lobby del hotel. En plena temporada alta, bullía de turistas y empleados corriendo de un lado a otro. El ambiente era húmedo y cálido. El sonido apagado del tráfico se filtraba rítmicamente a través de la puerta giratoria del hotel, que no paraba de girar escupiendo y expulsando personas de aire sabatino y anónimo. Supuestamente alguna o algunas de ellas serían las encargadas de buscarlos a la hora convenida. Pidieron discreción y por eso les citaron allí. Y no era cuestión de llevarles la contraria. Nerviosos, cada uno de ellos recordaba la visita al banco de Andorra para recoger el pago, la entrega del arma homicida en Campdevànol o la visita al casino de Cadaqués. Todos esos momentos parecían ahora resbalarse por sus mentes "como lágrimas en la lluvia".

Juanma de incógnito en Andorra

The Black Lady saliendo de alguna de sus misteriosas citas


The Shining Joker en el casino de Cadaqués

Icy smile tras recibir su "regalo" en Campdevànol



    Poco antes de las ocho de la tarde una limusina aparca justo enfrente del hotel. Dos tipos con gafas oscuras y trajes de Armani descienden de ella y quedan parados frente a la puerta giratoria. Uno de ellos, rubio y estirado, les observa con intensidad. El otro, moreno, más rechoncho y fornido, mira de un lado a otro, como si comprobara que todo está en orden.

    - Creo que son ellos - dice Darío
   
    Silvia guarda su iphone en el bolso y se encamina hacia ellos con paso decidido. Se ha puesto sus mejores galas, un vestido negro ajustado y unos zapatos rojos de tacón alto. Sonríe enigmáticamente mientras Darío la sigue unos pasos más atrás. Tras franquear la puerta del hotel el tipo rechoncho les abre la puerta trasera de la limusina, en clara señal de que debían entrar inmediatamente.

**************

El yate de Dimitri


    Juanma se queda por unos momentos sin habla. Tras meses fantaseando con ella, estaba deslumbrante, más allá de toda imaginación. 

    Ella se acerca y le da un beso en la mejilla, mientras mira de reojo. Está inquieta y se le nota.

    - ¿Por qué no dijiste que venías? Me la estoy jugando por verte aquí... afortunadamente tiene partida... 
    - Lo sé - acierta a decir Juanma
    - ¿Cómo? - responde ella dándole un ligero empujón - ¿a qué juegas, Juanma?
    - Te lo cuento luego... ¿vienes?

    Por unos instantes The Landing Vulture vuelve a sus fueros, confiado y relajado al lado de la única mujer que había conseguido hacerle un agujero en su corazón de hierro. Trata de darle la mano pero ella le rechaza asustada. 

    - Ahora no...Ven.. por aquí...

    
Una apartada cala en el cabo de Creus, el escondite de amor de Irina y Juanma


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    - No nos dijeron que fuera a ser en un yate... - protesta The Black Lady a los oídos de Darío
    - Tranquila - replica él - aquí no hay dormitorio ni camas. Tendrá que llevarle al hotel antes o después

    Transcurre un tiempo excesivamente largo. Sentados frente a la mesa de póker, Darío se entretiene jugando con la baraja, haciendo danzar a los naipes entre sus habilidosos dedos. Silvia se agita levemente. El suave balancear del barco tiende a adormecerla contra su voluntad, como si fuera un narcótico. 

    Finalmente escuchan un suave alboroto en el exterior. Sonido de remos y leves chapoteos parecen indicar que un bote se ha aproximado y amarrado al yate. El sonido de pasos sobre la cubierta les pone en alerta. Tras unos segundos la puerta del compartimento se abre de par en par.

    - ¡Hostias! - grita Darío - ¿qué haces tú aquí?
    - Hacen falta cuatro jugadores para una partida de mus, ¿no es así? - contesta El Pétreo, con la cara más pétrea que nunca.

    Silvia le observa sin comprender nada.

    - Pero... ¿no era de póker?
    - Cambio de planes
    - ¿Y Sonia? ¿Y Miguel?
    - En sus puestos, todo va conforme a lo previsto... menos lo del mus, pero eso no es un problema. 

    The shining joker manipula los naipes con fruición. Esta deseoso por empezar. Juanola le calma depositando una mano en su hombro.

    - Tú harás pareja con Silvia. - le dice - Yo estaré en el equipo contrario
    - ¿Y Dimitri? ¿cuándo llega?
    - En realidad está muy cerca...


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 Miguel "Icy Smile" en el monasterio de Ripoll


    Miguel sirve copas en el lobby del hotel. Fue fácil introducirse con la ayuda de Sonia. La placa de una Guardia Civil de paisano abre muchas puertas. El gerente, alarmado por tener un capo de la mafia alojado en el hotel, les da todo lo que piden, un uniforme de camarero para él, y una identificación para ella. 

    Pasadas las 11 de la noche, y mientras se hacía pasar por recepcionista, la sargento se percata de la presencia de un hombre calvo y con gafas mirándola intensamente desde la otra esquina del lobby. Es alto y corpulento. Ella mira a Miguel, haciendo una seña hacia el individuo. Miguel también se percata de su presencia y lo observa con detenimiento. Lo cierto es que le resulta conocido.... pero, ¡no!, no puede ser él...

                            

                **************


Las pasiones de Juanma en el cabo de Creus

- Tenemos que irnos ya... - dice Irina

- No. Todavía no... - contesta el Clisques agarrándola del brazo

- Es tarde, me va a echar de menos... es peligroso....

- Tranquila todo ira bien, pero es mejor que...

    De repente todo se vuelve negro. Alguien lo ha agarrado por detrás y puesto un saco en su cabeza. Mientras forcejea escucha el grito ahogado de Irina. Un golpe seco le hace caer de rodillas aullando de dolor. Mil pensamientos se mezclan atropelladamente, tratando de comprender lo que está pasando. Finalmente siente que la consciencia le abandona poco a poco, como si su mente ya se hubiera rendido por él.

                                                                   

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Silvia disfrutando de la lluvia en Cadaqués

   
 - Bueno, ¡ya está bien! - clama The Black Lady levantándose - aquí no hay partida ni rastro de Dimitri...
 - ¡chusss! - interviene Darío haciéndola sentar de nuevo.

     Se escuchan de nuevo sonidos en la cubierta. Esta vez son dos personas, arrastrando lo que parece un pesado fardo. Darío y Silvia miran a Juanola, que les hace una señal de calma. Al cabo de un instante se abre la puerta de par en par y aparece el mismo rubio estirado que les recogió en el hotel.

    - ¡ Regalo de Dimitri! - exclama con una amplia sonrisa mientras introduce con ayuda de su secuaz un enorme saco blanco en el que dos personas parecen agitarse dentro.

    El tipo rechoncho saca un enorme cuchillo y avanza hacia el saco con una mueca sádica

    - ¡No! - salta Silvia. Pero es demasiado tarde. El tipo ha rajado de arriba a abajo el saco mostrando dos personas atadas la una otra y balbuceando a través de sus respectivas mordazas. Una de ellas es una bella joven del Este, embozada en un traje de fiesta. El otro, es un sorprendido Juanma.

    Darío y Silvia los observan enmudecidos. Los dos matones miran a Juanola, que parece hacerles una imperceptible señal.

    - ¡Bye! - dice el rubio, mientras sale apresuradamente por la puerta en compañía del otro. 

    Darío se acerca a ellos y les quita las mordazas. The Landing Vulture trata de asimilar la situación y mira a su alrededor, depositando su mirada por turnos en Darío, Silvia y Juanola. Su mirada inquisitiva trata de localizar a Dimitri en la estancia, o algo que le informe de su paradero, o de sus intenciones.

    - ¿Cómo ha podido saberlo? - pregunta volviendo su cabeza hacia Irina. Ella esquiva su mirada y hace un gesto hacia Juanola.

    - Juanma - responde él mientras saca su teléfono móvil - creo que tienes que dejar de trabajar para Salvatore. 

                            

    **************

Juanma, Miguel y Sonia tratando de comprender el mundo.


    . ¿Si? - dice Miguel contestando la llamada. Escucha por unos instantes en silencio. Se dirige hacia la recepción, donde la Sargento Villanueva sigue atendiendo clientes con una sonrisa.

    - Tenemos que irnos - le espeta - Dimitri no va a a venir

    Ambos salen con prisas del hotel. El hombre alto y calvo sigue allí, en la puerta. Les observa irse con inquietud. Parece una interrogación andante.

    **************



- ¿Sonia?
- ¿Sí?
- Tengo que confesarte algo. 
- A ver...
- No soy quien tú crees. Al menos no soy todo lo que crees.
- Me estás asustando...
- Sonia... ¿hasta donde llegaría tu compromiso con la Guardia Civil? ¿Por qué te llaman la Comendadora?
- Vamos a ver... ¿qué está pasando aquí?
- Contesta... ¿cuánto te importo?
- Mucho... pero...
- La química se puede usar para muchas cosas... ¿nunca te has preguntado por qué me llaman Juanola?
- No me estarás diciendo que... que... 
- Cuando salgo de la Universidad creo muchas cosas, la química es adictiva... es poderosa.... ¿no has sospechado al ver pasar el tiempo y que Dimitri no aparecía?
- ¡Juan!, ¡no me digas que trabajas para Dimitri!
- No. Yo soy Dimitri.


    **************

Los ex-sicarios de Salvatore vuelven a Sevilla


    Los sicarios de Salvatore ya no son sicarios de Salvatore. Ni siquiera son sicarios. Juanola-Dimitri se lo ha contado todo mientras les invitaba a un helado de chocolate y avellana al lado del Mediterráneo. Y también les ha recompensado generosamente. Y no solo con dinero. El hampa ya no es como antes, ahora todo se cuece mucho más alto. La Universidad es la tapadera perfecta. El Ministerio gestiona todos los pedidos. Gente como Salvatore tiene los días contados.    

    Tras siete días de andanzas por el Pirineo y la Costa Brava, ellos vuelven a Sevilla con la memoria llena de experiencias. La vida siempre da muchas vueltas, con sorpresas apareciendo en cada inesperado instante, en cada insospechado lugar, en un mensaje de Whatsapp, en un restaurante de Viella, a través de un cuchillo servido por un afable camarero de un pueblo de la Garrocha. Pero a pesar de sus recovecos y torbellinos la vida hay que saborearla al momento, al lado del mar o subiendo una montaña, unido a los que aprecias y en compañía de los que quieres.

    Inmersos en estos pensamientos, ellos atraviesan finalmente las puertas de la sala de llegadas del aeropuerto de Sevilla. Un hombre corpulento, calvo y con gafas, el mismo que expiaba a Miguel y Sonia en la Costa Brava, parece estar esperándoles.

    - ¿Qué os creíais? - dice mitad enojado, mitad guasón - ¿que os ibáis a ir de viaje sin que yo me enterara?

   



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